jueves, 15 de noviembre de 2012

Maleta para 3 días ( oratoria)

Un día salí con mi maleta roja llena de ilusiones, pensando que encontraría todo aquello que había soñado, y es que hace no mucho pensé que había encontrado al amor de mi vida.   Todos los fines de semana, por así convenir a nuestros intereses (o a los suyos), me quedaba en su departamento para intentar convivir en una relación  de “pareja”.
Cada viernes,  llegaba a mi casa, agarraba mi maleta  y metía ropa para tres días.  Al principio me emocionaba, y es que no hay cosa más linda que compartir con alguien este pedacito que le dicen vida, y no hay nada más lindo que esa persona también te diga que quiere compartirlo contigo. Pero bien dice mi papá, no creas todo lo que te dicen.
Después de tres meses de estar haciendo maleta,  esta ya no era una ilusión, se convirtió en pesadez…Verla me causaba tristeza, frustración, dolor.  Así fue como de repente,  me vi en una relación en donde parecía niña damnificada haciendo cada viernes el mismo ritual: llegar corriendo, agarrar lo que pudiera y olvidar todo lo olvidable, incluso a mi misma. 
Odiaba hacer maleta pues representaba la inestabilidad, la búsqueda inconclusa y la comodidad de quien todo recibe sin dar algo a cambio. La maleta se convirtió en la representación de todo aquello que jamás sería. Me sentía tan fuera de lugar, y es que  ¿Por qué tendría que estar haciendo cada viernes maleta para estar con alguien?,  me sentía sin pertenecer a ningún lado, completamente vacía.
Los seres humanos buscamos llenar nuestros huecos más profundos con un alguien màs, sin darnos cuenta que lo que realmente nos hace felices lo encontramos en nosotros mismos. Un día decidí que estaba harta de hacer maleta,  de no pertenecer y de ser yo quien tuviera que salir de mi zona de confort  para complacer a alguien más. Decidí que una maleta se haría solo en casos necesarios y de preferencia, de esos que ocasionan mucha felicidad.
Dejé mi maleta en casa, y dejé al que era mi novio por encontrarme a mi misma. Y para mi sorpresa, la vida me recibió con una gran sonrisa. En este camino me he encontrado como una mujer que no está sola, primero porque soy mi mejor acompañante y segundo porque cuento con personas maravillosas a mi alrededor. Desde una familia tan funcional  y disfuncional  como cualquier otra que me ha enseñado que pase lo que pase, siempre estarán   ahí para apoyarme y  guiarme ( por que aunque no lo crean, a cada uno lo escucho cuando intenta aconsejarme), y segundo, porque cuento con  unas amigas maravillosas con las que puedo compartir los más felices, pero también los más tristes momentos, encontrando en cada una de ellas un aprendizaje invaluable. Las quiero.     
De un tiempo para acà, mi maleta ha salido conmigo a varios lugares y cada vez que lo hace, es para conocer nuevos mundos, culturas, personas y presentes, que den un nuevo significado  y aprendizaje en mi vida.  Hoy mi maleta ya no pesa, bueno solo un poco,  pero ya no de tristeza y frustración, solo de ropa y zapatos que llevo para cada ocasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario