miércoles, 26 de diciembre de 2012

Que hace que el amor se vuelva eterno?

Hay un momento cuando los dos se encuentran en le centro de la pista, que parece muy íntimo.

El la ve a los ojos y la abraza, se hace pequeño (aunque en realidad pareciera que es más alto que ella) y ella lo ve a los ojos...le canta alguna de esas canciones jotas que escogieron como su primera canción de casados.

Últimamente me he preguntado que será lo que se dicen en eso momento. Que pasa cuando se acerca a su oído y susurra? Habrá alguna diferencia con las parejas que viven juntos? Qué es eso que hace que su sonrisa parezca eterna y sus ojos reflectores? Que es lo que hace que todo lo superfluo y banal pierda sentido. 

Y la pregunta más importante, que es lo que hace que el amor se vuelva eterno? 


lunes, 17 de diciembre de 2012

Salvavidas

Durante mucho tiempo me he dedicado a ser un bote salvavidas. Frecuentemente recibo mensajes de madrugada con llamadas de auxilio o invitaciones a desayunos que involucran hotcakes batidos con tenedor a la derecha.

Y no se por que, casi siempre termino rescatando a las pobres almas en desgracia que sienten que su camino se ha perdido. Pareciera que tienen una tremenda necesidad de agarrarse del recuerdo más cercano para hacer tierra, para saber que no todo esta perdido.

De repente todo regresa a la calma, las cosas se acomodan y el recuerdo no es más que eso, la idea de lo maravilloso que fue. Es justo ahí cuando el bote salvavidas queda a la deriva, después de haber cumplido la misión.


Hoy que todo está en calma, solo me pregunto, quien salvara a este bote?

Nota: creo que la pregunta correcta es, cuando el bote podrá salvarse a sí mismo?

domingo, 9 de diciembre de 2012

Joshua y las pinches ganas

Resulta que Joshua llegó a mi vida un día en donde él, reposaba cual ballena con la panza un poco de lado.  Lo primero que pensé fue  ¿ y este panzón que?, sin imaginar que como siempre, la vida daría giros de 360°en donde el panzón se convertiría en una pieza importante de mi vida.    
Joshua abrió la boca para platicar que vivía con alguien y que por eso le había crecido la panza.  Recordé entonces cuando yo jugaba a ser señora de la casa y en donde también había subido de peso.  Agradecí entonces no estar en esa situación. 
Por momentos lo dejaba de ver y cuando regresaba, tenía en la boca el mismo tema,  su relación de pareja inexistente, (había aclarado que tenía poco de haber tronado con alguien, primera señal de advertencia que no debí pasar por alto).  Después vino el bailongo y con el Joshua y sus pasos chuecos.  Resulta  que a Joshua no le gusta dar vueltas,  aunque puedo asegurar que es buen bailarín. 
Su imagen de señor casado y su panza  fueron suficientes motivos para alejarme de él. De vez en cuando volteaba y lo veía con su cara de perrito triste viéndome a lo lejos, hasta que desapareció.  Entonces ya había pasado desapercibido. 
Un día en alguna reunión nos encontramos de nuevo, solo que esta vez la relación de pareja ya no fue el tema principal.  Por alguna razón ese día hablamos de lo que yo que buscaba en un hombre,  y por supuesto saqué la lista de cualidades que me gustaría que tuviera ( cabe destacar que  toda todita,  se basa en mis malas experiencias a lo largo de los años) :
·         35 a 40 años. Según yo  para asegurar que no le tengan que pedir dinero a la mamá para poder salir, pero nada es garantía. 
·         Guste por actividades extremas. Y como extremo me refiero a algo que tenga que ver con esfuerzo físico, no desempleo. 
·         Hogareño.  Por favor que no sea un nómada sin rumbo.  
·         Autosuficiente. Que no le tenga que preguntar  (siempre) a su mamá o a la mejor amiga cómo debe lavar la ropa, como debe comprar nueces o como debe cocinar.   
·         Sin compromiso. Sin necesidad de mantener a algún miembro huevón de la familia o a algún amigo. 
·         Tenga al menos una licenciatura y de preferencia alguna especialidad. Hasta el hippie más hippie estudió al menos letras latinoamericanas. 
·         Sentido del humor. Se necesita reír con determinada frecuencia.  
·         Bailador.   Indispensable para un cuerpo que diario pide salsa como el mío.
·         Inteligente.  De esas personas de las que puedes aprender una y otra vez. 
·         Fuerte.  Ustedes saben, mi debilidad por los brazos fuertes. 
·         Con Personalidad.  Esta es un poco ambigua, pero al menos que la tenga bien definida. 
·         Culto/ lea mucho  En éstas épocas si pretendemos pasar mas allá de los besos de avión, es indispensable tener un buen tema de conversación. 
·         Haga masajes. Después de un día de cansancio extremo siempre serán bien recibidos. 
Algunos dirán,  qué exigente tu lista y pue’ que tengan razón.  Pero debo decirles que  al menos Joshua cumplía con las características aquí mencionadas en un 95% ( sólo le fallaba un poco las actividades extremas). 
Así fue como las cosas entre él y yo se fueron acomodando para empezar a salir.  Y digo se fueron acomodando porque al principio no fue sencillo,  pasamos por varias situaciones que impidieron nos reuniéramos para  conocernos (señal número dos que no debí pasar desapercibida). 
Como era de esperarse, un hombre que cumple casi al 100% con tu lista, puede resultar sumamente afín a ti en las cosas más extrañas y retorcidas de tu vida.  Cuando al fin logramos reunirnos solos, descubrimos formas de pensar similares.  Era tal la afinidad que era como si uno  empezará con una  frase y el otro la terminara. 
Los días pasaron y descubrimos lo bien que podíamos pasarla juntos, lo bien que se acoplaba mi cabeza en su hombro, y  lo bien que se sentía compartir y hablar  ( foreverear) por horas sobre esos temas de los que no puedes hablar con cualquier mortal porque se perdería a los 30 segundos.
Y tal como era de esperarse, su cuatita romántica empedernida de los ideales chacalescos creados en su cabeza ( dígase mi) ,  se enamoró más rápido de lo que en verdad hubiera querido.  Don Panzón se había ganado mi corazón tan rápido que ni cuenta me di de cómo sucedió.  Todo era increíble y fluía. 
El Sr. Panzas  me enseñó del desapego, de la seguridad,  de la atención por el otro y de lo rico que pueden ser los abrazos con unos brazos como los suyos.  Me enseñó de la cocina,  del tiempo , de la vida,  y de lo fácil que puede ser cuando haces lo que te gusta.  Me enseñó como son los tipos con “suerte” y  cómo es que hacen para robar sonrisas con sólo una mirada o un buen gesto.   
Con él , aprendí a disfrutar del presente, sin agobiarme por el futuro o el pasado, aunque creo eso no lo hizo nada consciente. Aprendí a ver los problemas de una relación de pareja desde un cristal, por fuera, y agradecer infinitamente no encontrarme en una situación de enojo y frustración.  Me empecé a sentir plena y feliz, y sentía que debía compartirlo. “ Te quiero” fue lo que dije y entonces todo cambió. 
Joshua no es un tipo que le guste el compromiso ( de ninguna clase),  no le gusta sentirse comprometido con el otro y yo creo que tampoco con él mismo, de lo contrario ya habría realizado alguno de los miles de proyectos que andan rondando en su cabeza; no le gusta pensar que su vida puede cambiar porque alguien lo quiera.  Le gusta que lo quieran pero no que se lo digan.  Busca que se lo demuestren, pero no de una forma abierta; le gusta compartir, pero solo en determinados días y horarios (irónico). 
Así fue como la respuesta al te quiero fue un:  “ creo que soy mujeriego” y entonces, ya sabrán… mi corazón se rompió.  De nuevo me había aventado y sin meter las manos, me rompí la cara por completo. Una vez más me había equivocado, me enamoré muy rápido,  lo había hecho mal.    ¿Qué había sucedido si todo iba tan bien? Fácil,  no puse atención a las llamadas de atención , ni a los meses de terapia que había tenido.   
Se me olvidó que más que una lista de cualidades maravillosas, lo que hace falta son ganas,  sí, esas pinches ganas de querer estar, compartir y vivir, sin miedos, ni tapujos o telarañas del pasado o el futuro.  Hace falta querer y que te quieran, hace falta vivir y ser feliz.
Por eso ahora mi lista comienza con un: que tenga muchas pinches ganas. 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Del amor inocente


Sí ustedes creían que esto de la maleta era una práctica nueva, se equivocan. Antes la maleta de rueditas era un morral hipioso, y antes el que era mi novio, disfrutaba tanto o más que yo emprender nuevas aventuras.

Hace algunos días recordé los viajes que con él realizaba a Temascalcingo, un pueblo entre el Estado de México y Querétaro que está como a dos horas de aquí.

Recordé a los crucíferos en semana santa, cargando cruces gigantescas cubiertos de blanco, la aventura al llegar sin un lugar seguro en donde pasar la noche, la inocencia por conocer a costa de lo que fuera a la gente y sus costumbres y las pinches ganas que por veces se me pierden. Recordé los temores inocentes y las ausencias inexistentes.

Éramos solo dos compartiendo una historia y una cerveza afuera de una gasolinera, abandonados a nuestra suerte. Éramos dos con ganas de comernos al mundo y comernos a nosotros en algún momento de descanso. Dos viviendo un amor puro, descubriendo y compartiendo los sueños que formamos juntos.

Y sí, tal vez con menos drama, más miedo y muchas más historias, vivimos un amor de novela. Yo periodista y el fotógrafo, dos niños tratando de jugar a amarse por siempre.

Pero algo pasó, en algún lugar nos perdimos y nos alejamos. Vivimos y desvivimos, buscamos sin encontrar... pero que pretendíamos encontrar si ya nos teníamos el uno al otro ?