lunes, 1 de diciembre de 2014

Relación Paralela


Aprovechando que a  ésta, mi vida, le gusta ponerme a prueba en distintos escenarios, les platicaré de la experiencia más reciente que me ha apachurrado el corazón. 

Resulta que hace unos días recibí una propuesta indecorosa para tener una "relación paralela", con un alguien que evidentemente tiene novia cuasi esposa.  ¿Qué, qué? Me quedé paralizada. ¿En qué momento? ¿Qué le hacía pensar a Don  Fulanasio que yo quería  ser su “paralelismo"?

Después de pensar en la situación que atravieso, en las tristezas y en las carajadas que me han pasado en los últimos tres meses ( ex novios que regresan con una bandera de amor incondicional pero que siguen haciendo sus chingaderas  y demás) di la mejor respuesta que pude. Contesté  con cortesía  que me sentía halagada, un tanto curiosa pero que ni el corazón ni el cuerpo me daban para ser la “paralela”.  Que el costo emocional a pagar es muy alto y que yo soy rebruta para manejar esas cosas, no puedo tener objetos sexuales en mi vida porque siempre me termino enamorando ( a las pruebas me remito). 

Entonces Fulanasio sacó una frase de Juan Querendón como para lincharlo y quemarlo vivo que decía más o menos así:  “ Si pudiera multiplicarme andaría contigo, pero como la vida no es perfecta, pues no puedo” ¿Neta? ¿A ese grado de cinismo llegamos en estos días? La declaración implícita de un “ Nomás te quería pa mis ratos libres…” No pos a toda madre… no le pierde.

En el momento por supuesto que me sentí aliviada…orgullosa. Y como no, después de toda una vida de estar aceptando las migajas de cariño, tiempo y atención  de las personas, al fin pude decir te lo agradezco pero no, no quiero ni puedo. Bravo por mi en la representación de todas las mujeres del mundo mundial… victoriosa salí de una proposición indecorosa de un alguien que no me es del todo indiferente.

 Pero después...se me apachurró el corazón, sentí una tristeza gigantesca… y es que ¿En qué momento me vuelvo sólo objeto para las personas? ¿En qué momento les atraviesa por la mente que puedo ser un buen rato?

Cómo no tenía una respuesta, la busqué en alguien que tuviera un esquema de pensamiento similar: otro hombre.  Si bien,  no fue la que yo esperaba, me dejó muy claro que la simpleza del cerebro  masculino y su limitada capacidad para asumir la consecuencia de sus actos, harán que hombres así desfilen por mi vida en los próximos años. 

Mi cuasi cuate me explicaba que el acto de pedir un “paralelismo” era similar al de un albañil gritando un piropo a media calle, el impulso vil de un alguien que reconoce que eres o tienes algún atractivo que desea. Punto, no hay más. La lección “aprende a vivir con eso”. ¡Zas!  “No te ofendas ni te claves en el asunto y dale vuelta a la hoja”. Lo que él no sabe es que en realidad no me ofendió, me dolió. 

Sin embargo, supongo yo que tiene razón, y es que Don Fulanasio omitió un pequeño gran detalle:  nunca  se detuvo a preguntar qué era lo que yo quería en la vida,  simplemente asumió que yo iba a querer ser eso que no quiero, lo cual confirma que únicamente se centró en sus deseos así… como animalito. 

En fin,  asumo la responsabilidad que me toca en el caso por salir a comer más de una vez con Don Fulanasio, que si algo le debo reconocer, es que su negras intenciones  las dejó al descubierto en todo momento.  Así que, ¿pa que nos hacemos?, mejor cierro la puerta y desocupo mi tiempo, espacio y cariño para quien lo quiera de tiempo completo y no en sus ratos libres.